miércoles, 25 de mayo de 2016

El diario escrito y el diario vivido

Por: Padre Sergio Hernández Ochomogo - Febrero 28, 2016

Mis queridos hermanos. ¡Feliz Día del Señor! El pasado jueves 25 de febrero recibíamos la enseñanza de las “horas de reparación”. Adoración y reparación son dos términos que con frecuencia encontramos íntimamente relacionados en el Diario Espiritual. Tanto Jesús como María Santísima educan a Isabel Kindelmann en estas dos actitudes del alma: Adorar y reparar.
Podemos decir que tenemos dos Diarios Espirituales de Isabel Kindelmann: El Diario escrito y el Diario vivido. El escrito es aquel que ella fue pacientemente escribiendo con la pluma y el vivido es el que Dios fue escribiendo en su alma y se trasparenta en sus pensamientos y en su conducta. Debemos leer esos dos Diarios al mismo tiempo para comprender mejor el Mensaje de la Llama de Amor.

En realidad no se trata de “momentos u horas de adoración y reparación”. Se trata de que toda la vida, minuto tras minuto, Isabel es llevada a vivir en adoración y reparación.

Es el fruto que Dios nos pide también a nosotros de la lectura del Diario Espiritual. Si leemos con atención los escritos de Isabel vemos que ella vive en una continua conversación interior con Jesús y María. Todo el tiempo está hablando en su corazón con ellos. Su oración no es “de momentos” sino que es “continua”, “permanente”. A esa actitud de constante “oración adorante y reparadora” nos lleva la Devoción a la Llama de Amor.
El mensaje bien asimilado debe desembocar en una vida de íntima conversación interior con ese Dios vivo que habita en nuestras almas. En realidad a eso nos lleva la misma palabra de Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. De hecho todos los grandes maestros de la vida espiritual nos llevan en sus enseñanzas a vivir íntimamente unidos al Dios vivo que nos habita. Innumerables son los santos canonizados y no canonizados que han llevado una vida de contemplación en la acción. Y eso mismo es la intención de Jesús y María para los que acogen la gracia de la Llama de Amor.
El Santuario Familiar que pide la Virgen María se va convirtiendo en una “escuela” en la que todos aprendamos desde niños a vivir en unión íntima con el Dios vivo. Donde abunda el pecado sobreabunda la Gracia, nos dice San Pablo. Si las familias están “destrozadas” (pág. 118 Diario Espiritual Llama de Amor) por haberse apartado de Dios, en estos últimos tiempos el Señor está dando gracias extraordinarias a quienes están dispuestos a aceptarlas. Los padres de familia deben ser los primeros en solicitar esas gracias para que su hogar se convierta en esa “escuela” de vida espiritual.
En el Mensaje de la Llama de Amor lo que Jesús y María pretenden no es simplemente que “recemos oraciones”, “que vayamos a misa”, “que hagamos innumerables actos de piedad” etc. etc. sino que vivamos lo que el Señor expresa en esa bella oración que Él mismo nos dio:

“Que nuestros pies vayan juntos, que nuestras manos recojan unidas, que nuestros corazones latan al unísono, que nuestro interior sienta lo mismo, que el pensamiento de nuestras mentes sea uno, que nuestros oídos escuchen juntos el silencio, que nuestras miradas se compenetren profundamente fundiéndose la una en la otra, y que nuestros labios supliquen juntos al Eterno Padre para alcanzar misericordia para toda la humanidad”.

Podríamos decir que esta oración sintetiza todas las enseñanzas del Diario y nos da el objetivo de la Llama de Amor.
http://fundacioncorpuschristi.org/

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